Antonio Luis Ramos Molina

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Nueva York

El viaje para el fotógrafo es un acontecimiento desigual, cargado de agitación y secretos. El viajero estándar visita y participa en los espacios y en las experiencias, mientras que el fotógrafo desentraña con la mirada las más inusuales situaciones, informa, advierte, sugiere, anota, propone ocurrencias que para el espectador cotidiano pasarían desapercibidas. El ligero mundo del fotógrafo se hace incomprensible, a veces, otras, sorprendente, pero siempre sugestivo y tentador, lleno de matices y sorpresas que atrapan al espectador en un espacio característico.

Viajar a Nueva York sobrelleva el considerable riesgo de redundar en las situaciones populares, en los escenarios consabidos, donde el tiempo y su estética están tan cercanas a cualquier espectador globalizado que en rara ocasión las imágenes son capaces de aportar algo nuevo. Sin embargo, Antonio Luis viaja a la gran manzana abundante en una virtud incomparable, su pureza en la mirada; encuentra, en Manhattan la beldad más insinuante de unos actores que regalan sus instantes al objetivo de su cámara. Las imágenes que consigue ondean entre la verdad más cruda y la leyenda de la visión que producen, trayéndonos a un mundo disfrazado, fronterizo entre lo complaciente y lo paradójico. El misterio no está en las escenas, sino en la mirada, en la búsqueda del momento preciso en un escenario avistado y perseguido. La incógnita reside en acercarse a la vida, en esperar el regalo de las cosas, su bondad y su maravilla. El fotógrafo, a veces, más que un artífice, es un esperador incansable de estados y lances; expectante y pendiente de incógnitas y guiños, de señas fascinantes que congelar y separar del dinámico devenir de la vida. El fotógrafo recorre calles y escenas como un observador de maravillas y situaciones, un cazador de recompensas visuales y de estallidos de fracciones de vida y luz.

Esta colección de fotografías que presenta Antonio Luis Ramos, es parte de un extenso trabajo que llevó a cabo en la primavera de 2006 en Nueva York. Está compuesto de grandes grupos de obras de las cuales ha seleccionado aquellas que resumen y compendian todas las vivencias de este viaje. En especial llaman la atención las imágenes donde localiza y se sitúa como un fotógrafo al margen de la realidad, captando escenas donde con cierta perspectiva indaga en las cotidianas esencias de la ciudad. El parque, el metro, los edificios, …, ejemplos clave que, alejándose de los anecdóticos y tópicas referencias, proponen una reflexión insólita del espectador a partir de ellas.

Trabajar en color ha sido una de las ventajas que ha proporcionado a esta colección llegar a impactar de esta manera; de hecho, los colores, las referencias cromáticas bien relacionadas, compuestas y asociadas se hacen defensoras del vigor y la fuerza de las escenas. El contraste, las densidades tonales y la frescura de los matices proporcionan una clave fundamental para acercarnos al sueño, a la visión y a la meditación sosegada de los días, las horas y las atmósferas de la ciudad representada. Conseguir mantener la atención, fotografía tras fotografía, imponiendo una gama cromática variada y atrayente de forma independiente es algo muy complejo en una exposición de fotografías, sin embargo, en esta muestra atrae el complejo entramado de escenas coloristas.

Desde la experiencia fundamental de enfrentarse a la vida, al capricho inesperado de las acciones, del deambular de la gente, del tranquilo pacer de los seres humanos, …, del compromiso con la espera y la búsqueda de la belleza, en donde quiera que se mira se encuentra que en esta serie de imágenes la belleza y la sugerencia juegan juntas a envolver al espectador en un caprichoso programa de imágenes fascinantes. No lejos de cada una de estas fotografías, está también el trabajo fascinante del explorador que como un buscador de oro encuentra las pepitas más brillantes allí donde cualquier otro sólo ve piedras y agua. Antonio no imita ni copia una realidad, absorbe sus instantes transformándolos a través de la mágica fotografía, proponiéndonos ilusiones magistrales.

Francisco José Sánchez Montalbán
Profesor de Fotografía
Facultad de Bellas Artes. Universidad de Granada